La Fórmula Más Sencilla para Crear tu Primer Jabón Artesanal
Si estás aquí, probablemente te pasa lo que me pasaba a mí: quieres empezar a hacer jabones artesanales, pero entre tanta información sientes que es demasiado complicado. Yo también estuve ahí. Pensaba que necesitaba muchos ingredientes raros, herramientas caras o conocimientos químicos… pero no. Mi primer jabón lo hice con una fórmula súper sencilla, y te la quiero compartir para que tú también empieces hoy mismo desde casa.

Table of Contents
Por qué empecé con esta fórmula simple
Yo no sabía nada de jabones. Solo quería algo natural, sin químicos dañinos, y que pudiera hacer con mis propias manos. Así que me puse a investigar hasta que encontré una fórmula básica con pocos ingredientes, sin complicaciones y con resultados excelentes. Fue la primera vez que sentí que algo hecho por mí podía cuidar mi piel de verdad.
Si tú también quieres aprender paso a paso, este fue el curso que me enseñó todo sin complicarme:
Haz clic aquí para verlo
Los ingredientes básicos que usé
- Aceite de oliva virgen extra: suave, nutritivo y perfecto para principiantes.
- Aceite de coco: le da dureza y espuma al jabón.
- Sosa cáustica (hidróxido de sodio): necesaria para la saponificación.
- Agua destilada: para disolver la sosa.
- Aceite esencial (opcional): yo usé lavanda para darle aroma relajante.
Eso fue todo. Nada complicado, todo accesible. Puedes conseguir estos ingredientes en farmacias, tiendas naturistas o en línea.
Las proporciones exactas que me funcionaron
Mi receta fue la siguiente:
- 300g de aceite de oliva
- 200g de aceite de coco
- 70g de sosa cáustica
- 170g de agua destilada
- 10–15 gotas de aceite esencial (opcional)
Me aseguré de usar una báscula digital para pesar todo con precisión. Ese fue un consejo del curso que tomé y que me evitó muchos errores al principio.
Paso a paso: cómo lo hice
- Disolví la sosa en el agua (¡nunca al revés!) en un lugar ventilado y la dejé enfriar.
- Derretí el aceite de coco y lo mezclé con el aceite de oliva.
- Cuando ambas mezclas estuvieron entre 37 °C y 43 °C, las uní lentamente.
- Usé una batidora de mano para mezclar hasta llegar a “traza” (cuando la mezcla parece natilla espesa).
- Añadí el aceite esencial y mezclé suavemente.
- Vertí todo en un molde de silicona y lo cubrí con un paño.
- Lo dejé reposar 24–48 horas, lo desmoldé y curó durante 4 semanas en un lugar seco y ventilado.
El resultado
Un jabón firme, suave al tacto, con un aroma relajante y una espuma delicada. Lo mejor fue saber que yo misma lo había hecho, y que no tenía ingredientes tóxicos. Desde entonces no volví a usar jabones comerciales, y lo mejor… ¡la gente empezó a pedirme más!
Lo que me salvó de cometer errores
Aunque esta fórmula es sencilla, lo que realmente marcó la diferencia fue tener una guía paso a paso. El curso que seguí me mostró no solo las recetas, sino los trucos para evitar errores costosos: desde el uso correcto de la sosa hasta cómo conservar los jabones sin que se arruinen.
Haz clic aquí si quieres seguir el mismo curso que me enseñó desde cero
Consejo final para ti
No esperes a tener todo perfecto. Yo empecé con una receta simple, un solo molde y muchas ganas. Si te sientes lista para intentarlo, hazlo con esta fórmula sencilla. Y si quieres evitar los errores que yo cometí, apóyate en una guía profesional que te lo explica todo sin rodeos.
Después de hacer ese primer jabón, me di cuenta de que lo natural también puede ser económico. Pensaba que hacer productos artesanales iba a ser caro, pero al sacar cuentas, me salía más barato que muchos jabones comerciales con químicos innecesarios.
Otra cosa que aprendí en el proceso fue la importancia de no dejarte llevar por recetas de TikTok sin verificar. Algunas usan ingredientes que pueden ser irritantes o simplemente no funcionan bien en jabones reales. Necesitamos una fuente confiable, y por eso valoré tanto el curso que seguí.
Aquí puedes acceder al mismo curso paso a paso
Una de las dudas que más tenía era si la sosa cáustica era peligrosa. Y aunque debe manejarse con cuidado, me sorprendió ver que, con las precauciones adecuadas (guantes, gafas, buena ventilación), el proceso es seguro. El curso me enseñó exactamente cómo hacerlo sin miedo.
También me ayudó mucho saber que no necesito una cocina industrial ni herramientas caras. Empecé con lo que tenía: una olla vieja, una batidora económica y moldes de silicona para cupcakes. Lo importante es comenzar, y luego puedes ir mejorando.
Algo que me encantó fue descubrir que puedo personalizar mis jabones con ingredientes naturales según el tipo de piel. Por ejemplo, para piel seca uso avena y aceite de almendras. Para piel grasa, arcilla verde y aceite de jojoba. Todo eso lo aprendí experimentando… y gracias a una guía clara.
Desde que hice mi primer jabón con esta fórmula básica, empecé a probar combinaciones nuevas, siempre con la misma estructura. Así desarrollé mis propias recetas con confianza. No tenía que inventar nada desde cero, solo modificar sobre una base segura.
También me animé a compartir mis resultados en redes sociales. Subí una foto de mi primer jabón, conté mi experiencia y mucha gente me escribió preguntando cómo hacerlo. Ese fue el momento en que vi que podía convertir mi hobby en algo más.
Una ventaja que no esperaba es que hacer jabones también es terapéutico. Me ayuda a relajarme, a enfocarme en el presente, y a sentirme productiva. Para mí se volvió parte de mi bienestar emocional, además de físico.
Cuando empecé a regalar mis jabones, la reacción fue increíble. Todo el mundo me decía que olían mejor que los de tienda, que eran más suaves, y que querían comprarme. El boca a boca fue mi primera forma de vender, sin pagar publicidad.
Una vez dominé esta fórmula base, me animé a hacer jabones exfoliantes con café, calmantes con lavanda, y revitalizantes con romero. Pero si no hubiera empezado con lo simple, me habría abrumado. Lo básico es suficiente para comenzar bien.
Otro consejo clave: no tengas miedo a equivocarte. Si un lote sale raro, lo anotas, corriges, y vuelves a intentarlo. Cada jabón que haces te enseña algo nuevo. Y si tienes una guía como la que yo usé, te ahorras los errores más grandes desde el principio.
Haz clic aquí para empezar tú también con una base segura y rentable
Hoy miro hacia atrás y me doy cuenta de que esa fórmula sencilla fue el primer paso hacia algo mucho más grande. Me ayudó a cuidarme, a emprender y a encontrar una actividad que amo. Si yo pude empezar sin experiencia, tú también puedes.