Cómo Crear Jabones Ecológicos para Uso Diario
Cuando empecé a interesarme por los productos naturales, una de las primeras cosas que cambié fue el jabón comercial que usaba todos los días. Me di cuenta de que muchos estaban llenos de químicos, fragancias artificiales y empaques plásticos innecesarios. Así fue como decidí aprender a crear mis propios jabones ecológicos para el uso diario.
Y no solo fue una gran decisión para mi piel, sino también para el planeta. En este artículo te cuento exactamente cómo hago jabones naturales, biodegradables y sin impacto tóxico, incluso si estás comenzando desde cero como me pasó a mí.

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Qué hace ecológico a un jabón artesanal?
Al principio pensaba que con solo hacerlo en casa ya era ecológico, pero entendí que eso no basta. Un jabón ecológico de verdad debe cumplir con ciertos principios:
- Ingredientes naturales y biodegradables
- Sin derivados del petróleo ni colorantes sintéticos
- Sin testeo en animales
- Empaque sostenible o reutilizable
Cuando aprendí todo esto, empecé a cambiar no solo lo que usaba, sino cómo lo hacía.
Los ingredientes que uso y por qué
Para mí, todo empieza con una buena base. Mis favoritos:
- Aceite de oliva: súper suave para la piel y 100% vegetal
- Aceite de coco: genera una espuma natural sin necesidad de químicos
- Aceite de ricino: mejora la textura sin usar siliconas
También suelo agregar arcillas naturales, como la verde o la rosa, para dar color sin recurrir a pigmentos artificiales.
Elige sosa cáustica con conciencia
Sí, la sosa cáustica es necesaria en la fabricación de jabones por proceso en frío, pero el truco ecológico está en usar la cantidad justa y asegurarse de que todo se neutralice correctamente. Un buen curso te enseña a calcular eso al gramo.
Este fue el curso que me dio la base completa para crear jabones ecológicos desde cero
Agua destilada o infusiones naturales
Cuando empecé, usaba solo agua destilada. Luego descubrí que podía usar infusiones de romero, manzanilla o lavanda, lo cual no solo es natural, sino que le da propiedades calmantes al jabón. Ahora casi nunca uso agua sola.
Aromas naturales, nada de fragancias sintéticas
Mi primer error fue comprar fragancias “naturales” que resultaron ser sintéticas. Ahora uso solo aceites esenciales puros, como el de eucalipto, árbol de té o naranja. Son más costosos, sí, pero mucho más sanos y potentes.
Colorantes vegetales o minerales seguros
En vez de usar colorantes artificiales, opto por:
- Cúrcuma (amarillo dorado)
- Arcilla rosa o verde
- Carbón activado (negro purificante)
- Cacao puro (marrón natural)
Esto no solo hace el jabón más estético, sino que mantiene su pureza.
Moldes reutilizables y cero plástico
Uso moldes de silicona o de madera con papel vegetal. Evito los moldes de plástico desechable. Incluso he hecho moldes caseros con cajas de cartón recicladas forradas, y funcionan de maravilla.
Empaque ecológico
Una parte clave del proceso es cómo lo empaco. Prefiero:
- Papel kraft reciclado
- Cuerda de yute o cáñamo
- Sellos de tinta vegetal
Esto me permite dar un acabado bonito y sustentable. Muchos de mis clientes valoran eso más de lo que imaginaba.
Se puede vivir de hacer jabones ecológicos?
Totalmente. Yo empecé haciendo para mí y mi familia, luego para amigos, y ahora vendo online y en ferias. Lo que me ayudó a crecer fue tener una guía profesional y recetas claras.
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Beneficios que noté desde la primera semana
Después de usar mis propios jabones ecológicos por unos días, noté:
- Piel más hidratada
- Menos irritaciones
- Aromas más suaves y reales
- Satisfacción de saber que estaba haciendo algo bueno
Y sobre todo: la libertad de crear productos a mi medida, sabiendo lo que pongo en mi piel.
Conclusión: hacer tus propios jabones ecológicos es más fácil de lo que crees
Si yo pude aprender desde cero sin tener conocimientos previos, tú también puedes. Lo único que necesitas es una buena guía, ingredientes naturales, y las ganas de probar. No solo estarás cuidando tu salud, sino también contribuyendo a un mundo más limpio.
Además de los beneficios personales, descubrí que hacer mis propios jabones ecológicos reduce mi huella de carbono. Al dejar de comprar jabones industriales, evito el transporte en masa, el uso de plástico y la producción en fábricas contaminantes. Eso me hace sentir que aporto desde mi hogar.
Una gran ventaja que noté es que puedo ajustar cada receta a la estación del año. En invierno suelo hacer jabones más grasos con manteca de karité, mientras que en verano prefiero fórmulas ligeras con aloe vera o pepino natural. Esa flexibilidad no existe con los productos del supermercado.
Otra cosa que me sorprendió fue la durabilidad. Aunque al principio pensaba que los jabones naturales se acabarían rápido, si se curan bien y se dejan secar entre usos, duran tanto o más que uno comercial. Solo hay que evitar dejarlos en charolas mojadas.
Cuando aprendí a hacer jabones ecológicos, empecé también a interesarme por otras áreas del autocuidado natural. Ahora hago mis propias cremas, exfoliantes y hasta limpiadores de hogar sin tóxicos. Todo empezó por cambiar un simple jabón.
Lo más bonito fue cuando amigos me pidieron que les hiciera algunos jabones. Sin darme cuenta, había creado una pequeña comunidad a mi alrededor interesada en el cambio. Incluso me han pedido talleres, y eso me abrió nuevas puertas sin buscarlo.
Una ventaja extra es que al usar aceites esenciales verdaderos, el jabón no solo limpia, sino que también puede tener beneficios emocionales. Por ejemplo, el de lavanda me relaja, el de menta me energiza y el de eucalipto me ayuda a respirar mejor.
Si tienes hijos, este tipo de jabón es ideal. Yo me siento mucho más tranquila usando productos naturales sobre su piel, sin miedo a químicos ocultos. Además, hacer los jabones juntos se ha convertido en una actividad familiar divertida y educativa.
Otro beneficio fue que empecé a ahorrar dinero. Al principio haces una pequeña inversión, pero después puedes producir muchos jabones por mucho menos que lo que pagas en una tienda ecológica.
Cuando alguien me pregunta por qué hago mis propios jabones, mi respuesta es simple: me da libertad. Sé lo que uso, lo adapto a mí y no dependo de marcas que prometen naturalidad y luego decepcionan con ingredientes ocultos.
Uno de mis descubrimientos favoritos fue usar aceites reciclados, como el de cocina filtrado y limpio, para crear jabones de limpieza ecológicos. Así no solo reutilizo, sino que le doy una segunda vida a algo que normalmente se desecha.
Por último, hacer estos jabones me ha conectado con personas que valoran lo natural, lo simple y lo auténtico. Crear desde casa un producto que ayuda a otros me llena más que cualquier cosmético de marca. Y todo comenzó por dar un pequeño paso: hacer mi primer jabón ecológico casero.