Jabonería Artesanal: Cómo Hacer tu Primer Lote sin Cometer Errores
Cuando hice mi primer lote de jabón artesanal, me sentía emocionada… pero también llena de dudas. ¿Estaré usando la cantidad correcta de sosa? ¿Se va a endurecer bien? ¿Y si me queda demasiado blando o con mal olor?
Créeme, todos hemos pasado por ahí. Hoy quiero compartirte lo que aprendí haciendo ese primer lote desde cero, para que tú no tengas que repetir mis errores y puedas disfrutar la experiencia desde el inicio.

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Lo más importante antes de empezar: tu receta
La clave para no fallar es tener una fórmula probada. Yo al principio intenté inventar mi propia mezcla y el resultado fue un jabón que nunca endureció. Aprendí que existen calculadoras de saponificación para saber cuánta sosa necesitas según los aceites que uses.
Mi consejo: comienza con una receta básica de aceite de oliva, coco y manteca de karité. Es fácil de seguir y da buenos resultados.
No improvises con los ingredientes
Algo que me costó caro fue usar aceites rancios pensando que “aún servían”. El olor del jabón no mejoró con el tiempo, al contrario. Asegúrate de que tus aceites estén frescos y sin refinar, especialmente si vas a vender o regalar el producto.
También evita usar ingredientes frescos como frutas o lácteos en el primer intento. Mantén la fórmula simple.
Mide todo con precisión
Uno de mis errores más grandes fue medir por “cucharadas” o a ojo. En jabonería, eso no funciona. Hoy tengo una balanza digital que uso para pesar cada gramo. Créeme, una pequeña diferencia puede arruinar todo el lote.
La temperatura lo es todo
La primera vez no sabía que debía controlar la temperatura de la sosa y los aceites. Si están muy calientes o muy fríos al mezclarse, la traza puede salir mal o separarse. Yo ahora dejo que ambos estén entre 37°C y 45°C antes de mezclarlos.
No te saltes el curado
Mi primer error de principiante fue usar el jabón apenas se endureció. No lo dejes en el baño tan rápido. Un buen proceso de curado dura entre 4 y 6 semanas, y es lo que garantiza que el jabón sea suave con tu piel y dure más tiempo.
Evita el exceso de ingredientes extra
Es tentador poner miel, flores, avena, colorantes naturales… pero todo eso puede interferir si no sabes cómo balancearlo. Empieza sin extras, solo la base, y cuando ya controles bien el proceso, experimenta.
Si estás empezando desde cero, te recomiendo este curso que me enseñó desde las bases hasta cómo vender mis jabones con confianza. Me ahorró tiempo, errores y dinero. De verdad, vale cada centavo.
Prepárate para el desorden (pero disfrútalo)
Hacer jabón puede ensuciar más de lo que imaginaba. Entre los aceites, los moldes y los restos de sosa, el primer día terminé limpiando durante una hora. Pero aún así, valió la pena. Hoy ya tengo todo organizado y el proceso es rápido y limpio.
Ten paciencia y no te frustres
Mi primer jabón no fue perfecto, pero funcionó. Si tu lote no queda como esperas, no lo tires. Muchas veces se puede “reprocesar” o mejorar con ajustes simples. Lo importante es aprender del error.
Conclusión: todos comenzamos desde cero
Lo más importante que puedo decirte es esto: no necesitas experiencia previa, solo ganas de aprender. El mundo de la jabonería artesanal es apasionante, terapéutico y rentable si lo haces bien.
No te compares con quien lleva años. Disfruta tu proceso, empieza con recetas básicas, sigue las reglas de seguridad, y sobre todo, empieza con una guía confiable que te enseñe paso a paso.
Una vez que terminé mi primer lote, me di cuenta de que no había usado guantes ni protección para los ojos. Por suerte no me pasó nada, pero aprendí la lección: la seguridad es clave en la jabonería. Desde entonces, siempre uso gafas, guantes gruesos y manga larga, especialmente al manipular la sosa cáustica.
Otra cosa que nadie me explicó es que la traza tiene diferentes texturas. Yo pensaba que debía estar líquida, pero resulta que cuando empieza a parecerse a un pudín ligero, es cuando está lista para verter en los moldes. Si te pasas, se endurece muy rápido y no puedes hacer diseños.
Algo que agradecí fue usar moldes de silicona, ya que el desmolde fue más fácil. Una amiga usó moldes de plástico duros y se le partieron varios jabones al intentar sacarlos. Hoy solo uso moldes flexibles y resistentes al calor.
Una vez eché los aceites muy rápido en la mezcla de sosa, y lo que pasó fue que la mezcla se separó. Ahora sé que hay que verter lentamente y mezclar con calma. La paciencia hace toda la diferencia en este arte.
En mi primer lote también olvidé tomar notas. No apunté cuántos gramos de cada aceite usé, ni el tiempo de batido. Eso me impidió repetir el mismo jabón. Desde entonces, tengo una libreta donde registro cada detalle: ingredientes, tiempos, temperatura y resultados finales.
Otra enseñanza fue no confiarme del olor al momento de mezclar. A veces la fragancia parece suave, pero al curarse se intensifica mucho. Otras veces desaparece. Ahora uso fragancias o aceites esenciales estables y en cantidades precisas según el tipo de proceso.
También tuve problemas con burbujas en el jabón al batir con la batidora de inmersión. Descubrí que si la levantas mientras mezcla, entra aire. Por eso hoy siempre la mantengo sumergida y recta mientras trazo, y el acabado queda mucho más profesional.
Una vez me emocioné haciendo varios lotes seguidos sin limpiar bien los utensilios, y terminé con mezclas contaminadas. Hoy, entre cada lote, lavo y seco todo con cuidado. Parece una obviedad, pero al inicio uno subestima eso.
Hay algo que me costó entender: la paciencia es parte del proceso. Quería resultados rápidos y perfectos desde el primer día, pero descubrí que la jabonería artesanal es un arte que se aprende con práctica. Y eso lo hace más gratificante.
Lo que más me ayudó fue tener a alguien que me guiara. Por eso recomiendo de corazón este curso paso a paso Curso de Jabonería Artesanal que yo misma tomé. Me enseñó desde cómo elegir los aceites hasta empaquetar mis jabones para vender. Sin eso, no hubiera llegado tan lejos.
Con el tiempo descubrí que el ambiente donde haces el jabón también influye. Una habitación muy fría puede retrasar la traza. Un lugar muy húmedo afecta el curado. Ahora preparo mi espacio antes de empezar, como parte del ritual.
Y por último, descubrí que el primer lote, aunque no sea perfecto, se convierte en un recuerdo hermoso. Yo aún tengo una barra de mi primer jabón guardada. No huele igual, ni se ve bonito, pero me recuerda lo lejos que he llegado… y que tú también puedes empezar hoy mismo.