Qué Evitar al Hacer Jabones Naturales por Primera Vez
Cuando decidí hacer mi primer jabón natural en casa, pensé que sería fácil. Tenía una receta básica, los ingredientes, y muchas ganas. Pero la realidad fue otra: cometí varios errores que me costaron tiempo, dinero… y uno que otro jabón derretido. Por eso hoy quiero contarte qué debes evitar al hacer jabones naturales por primera vez, basado en lo que yo misma viví.
Y si prefieres ahorrarte esos errores, más abajo te comparto el curso que a mí me guió desde cero y me ayudó a lograrlo sin frustraciones Este es el curso que me cambió la forma de aprender.

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No improvises la receta (aunque parezca fácil)
Una de mis primeras fallas fue mezclar ingredientes sin calcular bien las proporciones. El resultado fue un jabón grasoso que no limpiaba nada. Usar una receta confiable y respetar las cantidades exactas de sosa, aceites y líquidos es clave, especialmente si estás empezando.
No uses utensilios que luego vayas a usar para cocinar
Esto parece obvio, pero no lo fue para mí. Al principio usé una cuchara de madera de mi cocina y quedó impregnada con aroma a aceite esencial. Ahora tengo mis utensilios exclusivos para jabonería, y te recomiendo hacer lo mismo.
No saltes el paso de seguridad
La sosa cáustica puede quemarte si no la manejas bien. Yo no sabía lo importante que era usar guantes, lentes y un lugar bien ventilado. Hasta que una pequeña salpicadura me hizo entenderlo. No repitas ese error. Tómalo en serio desde el inicio.
No pongas los moldes en la nevera ni aceleres el proceso
Intenté acelerar el endurecimiento de mis jabones metiéndolos en frío. El resultado fue un jabón cuarteado y con mal color. Aprendí que la paciencia es parte del proceso artesanal, y que dejar que cure naturalmente es lo mejor.
No uses aceites esenciales sin entender sus propiedades
Al principio echaba gotitas de lo que me parecía “rico”. Pero algunos aceites no son aptos para pieles sensibles o se degradan con la sosa. El curso que tomé me enseñó qué aceites usar según el tipo de piel y cómo combinarlos correctamente Lo puedes ver aquí.
No uses colorantes alimentarios
Yo quise darle color a mi primer jabón con colorante de cocina. Terminé con un jabón que manchaba las manos. Después supe que hay colorantes naturales y minerales específicos para jabonería, y no todos los tintes sirven para este tipo de producto.
No subestimes la importancia del curado
Creí que podía usar el jabón apenas se endureciera. Pero no. El curado de 4 a 6 semanas es esencial para que el jabón sea seguro y dure más. Aprendí a tener paciencia y a organizar mis lotes para tener siempre jabones listos sin apurarme.
No uses moldes de plástico delgado
El primer molde que usé era un tupper viejo. Se dobló, el jabón se pegó, y terminé cortando el molde para sacarlo. Hoy uso moldes de silicona resistentes o cajas de madera forradas con papel. La diferencia es enorme.
No te lances a vender sin probar tu producto
Yo estaba tan emocionada con mis primeros jabones que quise venderlos rápido. Pero aprendí que primero hay que probarlos bien, recibir retroalimentación, y mejorar la fórmula antes de comercializar. Eso genera más confianza y reputación.
No te frustres si no sale perfecto a la primera
Mi primer jabón fue un desastre. El segundo, un poco mejor. Y así fui aprendiendo. Lo importante es seguir practicando y contar con una guía confiable que te evite errores innecesarios. Yo encontré ese apoyo en el curso que tomé Aquí puedes ver el mismo curso que me ayudó
Mi consejo final
Si quieres empezar bien desde el primer intento, te recomiendo no solo seguir consejos sueltos, sino invertir en una guía completa. Este curso me mostró no solo cómo hacer jabones seguros y hermosos, sino también cómo venderlos, empaquetarlos y destacarme con una marca artesanal desde casa.
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También aprendí que no todos los ingredientes naturales son seguros para la piel, aunque suenen saludables. Por ejemplo, algunos aceites o hierbas pueden causar reacciones si no se usan correctamente o si no están bien filtrados. Siempre es mejor aprender esto desde una fuente confiable y no por ensayo y error.
Uno de los errores más comunes es no medir el pH del jabón antes de usarlo. Yo pensaba que con que estuviera sólido ya era seguro, pero no. Un jabón con pH muy alto puede ser irritante. Por eso ahora siempre uso tiras medidoras de pH antes de probar cualquier nueva receta.
Otro fallo que tuve fue no etiquetar bien mis jabones caseros. Preparé varios lotes y luego no recordaba cuál era cuál. Desde entonces, anoto todo: ingredientes, fecha, tipo de piel para la que lo hice. Ese pequeño detalle marca una gran diferencia.
Me pasó también que usé un molde muy profundo sin saber que la mezcla podía calentarse más en el centro y separarse. Esos detalles no los encuentras fácilmente gratis, por eso agradecí tener un curso que me lo explicara todo paso a paso el curso que yo usé.
Si tienes niños o mascotas en casa, algo importante que no te dicen en muchos blogs es que hay que mantener la sosa cáustica fuera de su alcance y bien identificada. No la dejes abierta ni la mezcles sin supervisión, porque un descuido puede ser peligroso.
Un error silencioso que cometí al inicio fue usar moldes con aromas viejos o mal lavados. El jabón terminó con un olor extraño, y todo mi esfuerzo se perdió. Hoy siempre uso utensilios limpios, sin olores anteriores y dedicados solo a la jabonería.
También entendí que no es necesario empezar con decenas de ingredientes. Al principio, compré demasiadas cosas creyendo que necesitaba variedad, y muchas se vencieron antes de usarlas. Ahora recomiendo comenzar con lo básico y escalar poco a poco.
Una equivocación que me costó dinero fue elegir envíos costosos para ingredientes comunes que podía haber comprado localmente. Con el curso, aprendí a identificar lo esencial y a buscar alternativas accesibles que no bajan la calidad de mi jabón.
No tener una balanza precisa fue otro gran error. Las cucharadas o “a ojo” no sirven en jabonería. Si algo aprendí, es que la precisión es la base del éxito en este arte, y que una pequeña diferencia en gramos puede cambiar el resultado por completo.
También evité hablar de mis fallos al principio, por vergüenza. Pero entendí que compartir tus errores ayuda a otros a no cometerlos. Por eso me animo a escribir esto, y por eso recomiendo ese curso que me enseñó con claridad míralo aquí si quieres empezar bien
Otra cosa que evitaba era tomar apuntes. Confiaba en mi memoria y olvidaba los detalles. Ahora tengo un cuaderno donde registro cada lote, cada variación, cada resultado. Y eso me ha servido para perfeccionar mis fórmulas y repetir lo que realmente funciona.
Finalmente, no tengas miedo de pedir ayuda. Yo lo hice, y gracias a eso encontré el curso que me enseñó a hacer jabones desde cero, sin enredos ni recetas que no funcionan. Si yo pude lograrlo, tú también puedes. Haz clic aquí para empezar con confianza