Cómo Combinar Aceites Naturales para Jabones Caseros Efectivos

Cómo Combinar Aceites Naturales para Jabones Caseros Efectivos
Cómo Combinar Aceites Naturales para Jabones Caseros Efectivos

Cómo Combinar Aceites Naturales para Jabones Caseros Efectivos

Cuando empecé a hacer mis primeros jabones caseros, lo que más me confundía era saber cómo combinar los aceites naturales correctamente. Sabía que el aceite de coco hacía espuma, que el de oliva era suave, pero… ¿cuánto de cada uno? ¿Cómo mezclarlos para que el jabón fuera firme, cremoso y realmente funcional?

Después de varios intentos, errores y muchas barras fallidas, aprendí a entender el equilibrio entre los aceites. Hoy quiero compartir contigo lo que me funcionó, para que no tengas que adivinar como me tocó a mí.

Aquí puedes ver el curso que me enseñó a combinar ingredientes y lograr jabones de verdad profesionales desde casa

El secreto está en la mezcla

No todos los aceites hacen lo mismo en un jabón. Algunos dan dureza, otros dan espuma, otros hidratación. Lo importante es lograr una fórmula balanceada que no se derrita rápido, que limpie bien pero no reseque, y que tenga una textura agradable.

Yo suelo usar entre 3 a 5 aceites base por jabón, dependiendo del tipo de piel o función que quiero lograr. Con el tiempo, me aprendí las propiedades de cada uno.


Aceites básicos que no pueden faltar

  • Aceite de oliva: es el más suave, ideal para pieles sensibles. Da una espuma ligera y cremosa.
  • Aceite de coco: crea una espuma abundante y limpia profundamente. Aporta dureza al jabón.
  • Aceite de palma: ayuda a solidificar el jabón y lo hace más duradero.
  • Aceite de ricino (castor oil): mejora la espuma, la hace más cremosa y persistente.
  • Manteca de karité o cacao: nutren la piel y aportan firmeza.

En este curso aprendí a combinar estos aceites sin arruinar la fórmula y a ajustar según el clima, tipo de piel y estilo de jabón


Cómo calculo las proporciones

La regla que me enseñaron en el curso fue tener:

  • Aceites duros (como coco, palma, mantecas): 60–70%
  • Aceites blandos (como oliva, almendras, aguacate): 30–40%

Yo empecé usando 50% oliva + 25% coco + 15% palma + 10% ricino, y el resultado fue un jabón firme, espumoso y suave. Desde ahí fui ajustando según mis necesidades.


Cuidado con los excesos

Si usas demasiado aceite de coco, por ejemplo, el jabón limpia mucho… pero puede resecar. Lo mismo pasa con algunos aceites esenciales si no los diluyes bien. Por eso siempre recomiendo aprender de una fuente confiable y no solo copiar recetas de internet.

Este curso me enseñó a evitar los errores más comunes y a entender cómo adaptar cada fórmula a mis objetivos


Aceites especiales para pieles delicadas

Si vas a hacer jabones para niños, pieles sensibles o con eczema, estos aceites son tus aliados:

  • Aceite de caléndula
  • Aceite de almendras dulces
  • Aceite de aguacate
  • Aceite de jojoba

Yo hago un jabón con 60% oliva, 20% caléndula, 10% coco y 10% karité… y es un éxito entre mis clientas con piel sensible.

Prueba, anota, mejora

Una de las mejores decisiones que tomé fue llevar un cuaderno de pruebas. Cada fórmula la anotaba con fecha, proporciones, tiempos de curado y resultado. Así fui aprendiendo qué combinación funcionaba mejor en verano, cuál era ideal para piel grasa, cuál dejaba más aroma.


Conclusión: no adivines, aprende a formular con intención

Combinar aceites no es solo mezclar lo que tienes en casa. Se trata de entender el rol de cada aceite y crear una fórmula que funcione, que sea segura, que huela bien y que dure. Y lo mejor: puedes hacerlo sin experiencia previa si tienes la guía correcta.

Este curso online me dio las bases para crear jabones que hoy vendo con confianza

Una de las primeras cosas que entendí es que cada aceite tiene un índice de saponificación diferente, lo que afecta directamente la cantidad de sosa cáustica que vas a necesitar. Si no haces ese cálculo bien, tu jabón puede quedar muy grasoso o muy alcalino. Yo aprendí a usar calculadoras online, pero fue el curso el que me enseñó a usarlas con seguridad.


Además, descubrí que la temperatura también influye en la mezcla de aceites. Algunos aceites sólidos, como la manteca de karité, necesitan derretirse bien antes de integrarse. Yo tuve fallos al principio porque mezclaba todo rápido sin dejar que se unificaran bien. Ahora tengo mi propio método paso a paso, y eso hace una gran diferencia en la textura final.


Una combinación que me encanta y uso mucho es aceite de oliva, coco y ricino. El de oliva da suavidad, el de coco espuma y firmeza, y el de ricino una espuma cremosa que se siente lujosa. Esta fórmula simple me ha servido tanto para uso personal como para vender.


Con el tiempo, entendí que los aceites también tienen propiedades terapéuticas, y eso es algo que los clientes valoran. Por ejemplo, el aceite de aguacate es muy bueno para pieles maduras, y el de caléndula para pieles irritadas. Saber eso me ha permitido ofrecer jabones más personalizados.


Otra ventaja de aprender a combinar aceites es que puedes crear jabones por tipo de piel o necesidad. Por ejemplo, si una clienta tiene acné, le ofrezco una mezcla con aceite de neem. Si alguien busca un jabón relajante, uso aceites que calmen como almendras o jojoba.


Aquí fue donde aprendí todo esto de forma sencilla y bien explicada, incluso sin tener conocimientos previos


Algo que también me ayudó fue entender el porcentaje de sobreengrasado (superfat). Es decir, dejar un poco de aceite sin saponificar para que el jabón hidrate más. Eso marcó un antes y un después en la calidad de mis fórmulas.


Muchas veces cometí el error de seguir recetas al pie de la letra sin saber por qué usaban ciertos aceites. Después del curso, aprendí a modificar fórmulas según lo que tenía en casa o lo que quería lograr, sin dañar el resultado final.


Otra lección clave fue que algunos aceites rancian más rápido que otros, como el de germen de trigo o el de cáñamo. Ahora uso antioxidantes naturales como la vitamina E para alargar la vida útil del jabón. Eso fue un tip que descubrí dentro del mismo curso.


También empecé a probar fórmulas veganas, eliminando el aceite de palma y reemplazándolo con mantecas vegetales. Hay un mercado creciente que busca jabones 100% naturales, veganos y sin químicos, y combinar aceites correctamente te permite llegar a ese público.


Una vez dominé lo básico, empecé a experimentar con aceites exóticos como tamanu, baobab o maracuyá, que dan un toque exclusivo. Estos jabones los vendo más caros porque son más nutritivos y únicos. Ahí entendí que combinar aceites también te da una ventaja competitiva.


Si de verdad quieres aprender a formular jabones con intención y no solo copiar recetas, te recomiendo este curso que a mí me cambió la forma de hacer todo

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