Cómo Crear un Kit de Jabones para Vender en Ferias o Tiendas
Cuando empecé a hacer jabones artesanales, jamás pensé que terminaría vendiéndolos en ferias locales y tiendas de productos naturales. Al principio solo era un hobby, algo que hacía para mí y mi familia. Pero la reacción de las personas fue tan positiva que decidí llevarlo más allá.
Uno de los pasos más importantes en ese proceso fue aprender a crear un kit atractivo y profesional que llamara la atención de los clientes. Hoy quiero contarte cómo lo hice y qué debes tener en cuenta para vender tus jabones en ferias o tiendas sin gastar una fortuna.
Este fue el curso que me ayudó a aprender todo sobre jabones artesanales y cómo venderlos desde casa

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Define tu temática o estilo
Lo primero que hice fue pensar en qué tipo de kit quería ofrecer. ¿Jabones relajantes? ¿Jabones energizantes? ¿Un mix para diferentes tipos de piel? Definir un estilo o una temática clara le da identidad a tu producto y ayuda al cliente a entender qué está comprando.
Usa recetas simples pero efectivas
Cuando preparé mi primer kit, usé recetas básicas que ya había probado. Nada complicado. Aceite de oliva, aceite de coco, un toque de avena, y algún aceite esencial económico como lavanda o menta. Lo importante es que cada jabón funcione bien y huela delicioso.
Aprendí todas esas recetas paso a paso en este curso práctico y en español
Empaca de forma atractiva y económica
No necesitas empaques caros. Yo empecé usando papel kraft, cuerda de yute y etiquetas impresas en casa. Lo importante es que el empaque se vea limpio, artesanal y profesional. También incluí una pequeña hoja con los ingredientes de cada jabón y su propósito.
Piensa como cliente
Algo que me ayudó mucho fue preguntarme: “¿Qué me gustaría ver si fuera yo quien compra este kit?” Eso me llevó a incluir una pequeña nota escrita a mano agradeciendo la compra. Pequeños detalles así conectan emocionalmente con el cliente.
Haz kits variados pero coherentes
Un error común es querer poner todo en un solo kit. Yo aprendí que lo mejor es ofrecer 2 o 3 jabones diferentes, pero que compartan una idea en común. Por ejemplo: Kit de relajación (lavanda, avena y manzanilla) o Kit detox (carbón activado, romero, eucalipto).
Precio justo pero rentable
Calcular el precio fue un reto. Por suerte, el curso que tomé me enseñó a sacar el costo real de cada barra, añadir mi ganancia, y aún así mantener un precio competitivo. Si no sabes cuánto cobrar, créeme, ese curso te va a ayudar muchísimo.
Este es el curso donde aprendí a hacer jabones y convertirlos en un producto vendible
Ten muestras a la vista
En ferias me funcionó tener una pequeña muestra de cada jabón para que la gente pudiera olerlos y tocarlos. Eso generó muchas ventas porque las personas podían experimentar antes de comprar. Y la presentación cuidada hizo el resto.
Crea kits para diferentes públicos
No todos buscan lo mismo. Por eso luego hice kits para hombres (con aromas amaderados), kits para bebés (con manzanilla y caléndula) y kits románticos (con rosas y cacao). Eso amplió mis ventas sin necesidad de cambiar mis recetas base.
Incluye siempre tus redes o contacto
En cada kit puse una pequeña tarjeta con mi Instagram y WhatsApp. Eso me trajo muchos clientes recurrentes. Recuerda que un cliente feliz es una puerta abierta a más ventas si sabe cómo encontrarte después.
Aprovecha ferias, pero también tiendas locales
En mi ciudad, muchas tiendas naturistas aceptan productos artesanales en consignación. Solo necesitaban ver que mis jabones estaban bien empacados, rotulados y que tenía buena presentación. Tú también puedes lograrlo si te tomas tu proyecto en serio.
Conclusión: sí se puede vender sin ser experta
Yo no era profesional ni tenía experiencia previa. Solo tenía ganas de aprender y de crear algo que aportara valor. Y con una buena guía pude convertir ese hobby en una fuente de ingreso extra real. Tú también puedes hacerlo.
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Una cosa que aprendí es que los kits no deben ser genéricos. Cuando los personalizas para fechas especiales como Navidad, San Valentín o el Día de las Madres, las personas conectan más con ellos y es más fácil que te compren sin pensarlo dos veces.
También descubrí que usar nombres creativos para cada kit hace toda la diferencia. En vez de poner “jabón de lavanda”, puse “Descanso en la Noche” o “Ritual Calmante”. Eso ayudó a que mis productos se destacaran frente a otros en la feria.
Uno de los consejos más valiosos que recibí en el curso fue usar ingredientes con propósito. No solo por el aroma, sino por sus beneficios reales en la piel. Eso me ayudó a explicar con confianza qué hacía cada jabón y por qué valía la pena.
Aquí puedes aprender a formular jabones con intención y calidad real
A medida que fui ganando experiencia, comencé a agregar valor al kit sin aumentar mucho el costo. Por ejemplo, incluía una bolsita de organza reutilizable o una esponja vegetal. Detalles simples pero efectivos.
También vi que tener una presentación uniforme pero artesanal da una imagen más profesional. Usé los mismos colores, el mismo tipo de etiqueta y una cajita sencilla para cada kit. Eso dio cohesión a mi marca desde el inicio.
A veces me preguntan cuántos jabones debe tener un kit. Yo empecé con tres: uno exfoliante, uno hidratante y uno relajante. Esa combinación funciona bien porque ofrece variedad sin complicar al cliente.
Otro punto importante fue probar mi kit con amigos y familiares antes de llevarlo a una feria. Les pedí feedback sincero, y eso me ayudó a ajustar cosas pequeñas como el aroma, el empaque o el precio.
Al vender en ferias, me di cuenta de que muchas personas quieren regalar los jabones. Así que creé una opción con una nota lista para escribir. Eso me trajo más ventas porque el cliente ya no tenía que pensar en el empaque ni en el mensaje.
Una gran lección fue no subestimar el poder del “boca a boca”. Cada vez que alguien compraba un kit, les pedía si podían compartir su experiencia en redes sociales o por mensaje. Eso me trajo más clientes que cualquier anuncio pagado.
Si tuviera que empezar de nuevo, sin duda volvería a tomar el mismo curso. Me ahorró tiempo, errores y dinero. Todo lo que hoy sé sobre jabones lo aprendí ahí, paso a paso, desde lo más básico hasta cómo venderlos.
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Por último, recuerda que nadie empieza siendo experto. Yo también tuve miedo, hice algunos jabones que no salieron perfectos, pero aprendí, mejoré y hoy vendo con seguridad. Tu primer paso es empezar con lo que tienes y con una guía confiable.