Guía para Empezar a Hacer Jabones Naturales sin Gastar Mucho
Cuando decidí comenzar en el mundo de los jabones naturales, una de mis mayores preocupaciones era el dinero. Pensaba que necesitaba un taller, moldes costosos y cientos de ingredientes. Pero estaba equivocada. Descubrí que se puede empezar con muy poco, y aún así crear productos de calidad.
En esta guía quiero contarte cómo empecé a hacer jabones naturales desde casa, con bajo presupuesto, qué usé, qué errores evité, y cómo puedes hacer lo mismo. Incluso te comparto el curso que me enseñó todo paso a paso y sin complicaciones:
Haz clic aquí para ver el curso que me ayudó a hacer jabones desde casa con lo que ya tenía

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Empieza con lo que ya tienes en casa
Antes de gastar en materiales, revisé lo que ya tenía. Una olla vieja, una cuchara de madera, recipientes de plástico y una báscula digital que usaba en la cocina. Todos esos fueron mi equipo inicial. No necesitas comprar moldes caros al principio; yo usé cajas de leche vacías, bandejas de silicona y hasta vasos plásticos.
Menos es más: ingredientes básicos y efectivos
Mi primer jabón lo hice con solo aceite de oliva, agua y sosa cáustica. Nada más. Luego añadí avena y un poco de miel. Ingredientes naturales, económicos y fáciles de conseguir. En el curso aprendí que no necesitas 10 aceites ni fragancias exóticas para lograr un buen jabón.
Este es el curso donde aprendí a combinar ingredientes simples para jabones de calidad
Dónde comprar sin vaciar tu bolsillo
Otra clave fue saber dónde comprar. Compré la sosa en una ferretería local (más barata que en tiendas gourmet), y los aceites en supermercados o tiendas naturistas. En vez de comprar litros, comencé con botellas pequeñas.
También aprendí en el curso cómo buscar proveedores confiables que vendan en cantidades pequeñas, ideal para quienes estamos empezando.
Haz pruebas pequeñas antes de hacer en cantidad
Yo me equivoqué varias veces al inicio por querer hacer muchos jabones de golpe. Pero luego entendí que es mejor hacer lotes pequeños para probar la fórmula, el aroma y la textura. Así no malgastas materiales y mejoras tus recetas poco a poco.
Aprovecha ingredientes que ya tienes
En vez de comprar aceites esenciales al principio, usé infusiones de hierbas como manzanilla, menta y romero. También reutilicé restos de café, avena molida y ralladura de limón. Son formas económicas de enriquecer tus jabones sin gastar más.
Moldes caseros que funcionan perfectamente
Mis primeros moldes fueron cajas de cartón forradas con papel manteca, bandejas de silicona y hasta envases de yogur. Lo importante es que sean resistentes y que puedas desmoldar fácilmente. En el curso me dieron varias ideas de moldes reciclados.
No te obsesiones con la perfección al inicio
Uno de mis errores fue querer que todo saliera “bonito” desde el primer día. Pero entendí que el enfoque debe estar en la calidad, no en la estética. Lo visual mejora con el tiempo, pero un buen jabón empieza por una buena base.
Aprovecha los recursos gratuitos del curso
El curso que tomé no solo me enseñó a hacer jabones. También me dio plantillas imprimibles, listas de materiales y acceso de por vida, lo cual me ahorró muchísimo dinero. En vez de comprar libros o pagar clases sueltas, lo tenía todo en un solo lugar.
Este curso fue mi inversión más inteligente al empezar sin dinero
Hazlo por amor, no por lujo
Empecé este camino por curiosidad, y terminé amándolo. Hacer mis propios jabones me enseñó a cuidar mi piel, mi dinero y mi tiempo. Además, hoy vendo algunos jabones que me generan ingresos extra. Todo eso empezó con una olla vieja y ganas de aprender.
Conclusión: puedes empezar hoy, sin complicarte
No necesitas esperar a tener dinero de sobra. Puedes comenzar con lo que tienes en casa, ingredientes simples y una buena guía. Si estás dudando, te invito a dar el primer paso. Yo lo hice y no me arrepiento.
Una de las cosas que más agradecí del curso fue que no te hace sentir mal por tener poco. Al contrario, te enseña que lo importante es empezar con lo que tienes y desde donde estás. Esa mentalidad me liberó del perfeccionismo y me impulsó a tomar acción.
Muchas personas piensan que emprender con productos artesanales es costoso, pero si supieran que con menos de lo que gastan en una salida al cine pueden tener un lote de jabones naturales hechos en casa, verían el potencial de este oficio como yo lo vi.
También descubrí que hacer jabones en casa es más barato que comprarlos, especialmente si buscas opciones naturales y sin químicos. De hecho, al hacer mis propios jabones, reduje gastos en productos de cuidado personal para toda la familia.
Lo que más me gustó es que no necesitas comprar máquinas ni equipos industriales. Todo se puede hacer a mano, con cuidado y dedicación. Eso también hace que tu producto final tenga una energía y calidad que ningún jabón comercial puede imitar.
Incluso aprendí a reutilizar aceites de cocina filtrados para jabones de limpieza o para lavar ropa. En el curso explican cómo hacerlo sin riesgos. Esta técnica me ayudó a reducir residuos y ahorrar más dinero, mientras aprendía nuevas recetas.
Otro ahorro grande vino al evitar errores. Antes de hacer el curso, quemé un par de mezclas por no entender las temperaturas. Pero gracias al curso, dejé de desperdiciar ingredientes y aprendí a medir correctamente cada paso.
Haz clic aquí si también quieres evitar errores y aprender con una guía profesional
Además, el curso incluye listas imprimibles de materiales e ingredientes, lo que me permitió ir directamente a comprar lo justo y necesario, sin caer en compras por impulso o cosas que no iba a usar.
Empezar con un presupuesto limitado también me enseñó a ser creativa. Por ejemplo, hice un lote de jabones con solo tres ingredientes y lo vendí como “línea minimalista”. A las personas les encantó la idea. A veces, menos es más si sabes presentarlo bien.
Uno de los mejores consejos que aprendí es que, al iniciar, la clave no está en tener todo, sino en entender lo básico. Una vez que entiendes cómo reacciona la sosa con el aceite y cómo medir los ingredientes, ya puedes empezar a experimentar sin miedo.
Muchas personas que ven mis jabones hoy piensan que invertí mucho para llegar ahí. Pero si supieran que mi inversión inicial fue mínima y que mi mayor recurso fue la constancia y una buena guía, tal vez se animarían también a empezar.
Y si estás leyendo esto con la duda de “¿será para mí?”, quiero decirte que yo también estuve ahí. Pensando si valía la pena. Hoy te digo que sí. Empezar con poco no solo es posible, sino que puede ser una ventaja: te obliga a ser más consciente, más enfocada y más creativa.
No necesitas más excusas. Aquí está el curso que te lleva paso a paso desde cero, sin gastar mucho